"Los cronopios viven en diversos países, rodeados de una gran cantidad de famas y de esperanzas, pero desde hace un tiempo hay un país donde los cronopios han sacado las tizas de colores que siempre llevan consigo y han dibujado un enorme SE ACABÓ en las paredes de los famas, y con letra más pequeña y compasiva la palabra DECÍDETE en las paredes de las esperanzas, y como consecuencia de la conmoción que han provocado estas inscripciones, no cabe la menor duda de que cualquier cronopio tiene que hacer todo lo posible para ir inmediatamente a conocer ese país".
Julio Cortázar
No existe un solo destino digno de ser eludido. Los hay variados, multipintos, y uno va en pos de aprehender algo de ellos para guardárselo y llevarlo consigo para siempre, más no sea en forma de estampita, almanaque, souvenir, fotografía o recuerdo (éste último a veces borroso).
Las ansias denotan los primeros trazos de una ruta que comienza a dibujarse, a cuentagotas. Los planes se borran de un plumazo abordados por las despedidas que matizan la alegría, con un siempre prometido hasta pronto, te traigo algo, no me extrañen -si uno peca, como todo mortal lo hace, de vanidad- y... volveré.
Que comience, de a poquito pero no por eso de modo menos firme, uno de tantos viajes.
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