sábado, 19 de julio de 2014

La Font Mágica. Barcelona.

Había oído los rumores, la Fuente Mágica y el Palacio Real (hoy Museo Nacional de Arte de Catalunya) son asombrosos, uno se queda "pasmáo" cuando ve tamañas estructuras. Guiado por las recomendaciones de otros visitantes y habiendo leído sobre el asunto ¡fui a por ello! 

Caminando venía yo por la Carrer de la Coberta hasta dar con la Plaza de Espanya...

El monumento central en la rotonda recuerda el pasado de España. 
Detrás de este surge el Estadio Arenas de Barcelona.



Luego de tomar la foto de la rotonda giro sobre mi propio eje para transitar la Avenida de la Reina y entonces digo:

..."es una fuente"... -a lo que se suma un esfuerzo de esa inteligencia sinecdótica que me asalta cada tanto-para agregar: "y es una fuente mágica... con un palacio detrás".


Hay que subir...


La Font Mágica.




Sigo subiendo...
(Hay escaleras mecánicas, ¡ojo los haraganes, que también pueden subir!)





Todo el predio fue terminado en 1929 con la finalidad de convertirse en la atracción predilecta de la Feria Universal de ese año, celebrada en Barcelona. Por aquellos tiempos las ciudades, en especial las de Europa, competían por el puesto número uno en cuanto a mayor cantidad de bellezas arquitectónicas tuvieran en su arcas. En 1992 se utilizó nuevamente para dirigirse al mundo entero con aquellos recordados Juegos Olímpicos Barcelona 92´, ¿se acuerdan del video de Montserrat Caballe y Freddie Mercury cantando el tema de las olimpíadas?  


Un vista desde arriba, (pero se puede seguir subiendo).



Se contempla la Plaza Espanya y gran parte de la ciudad.

La cascada desde la cima del Palacio.



El lugar me deslumbró de tal manera que tuve la imperiosa necesidad de regresar, pero por la tarde noche, ya advertido de la siguiente información: la fuente se vuelve mucho más mágica cuando va cayendo el sol.












Va oscureciendo.





Y con la noche, llegó la magia.







  

La Barceloneta. Barcelona.

El día en que llegué al puerto continué con mi recorrido, a pesar del sol cada vez más inmenso y molesto en el cielo sin nubes sobre el mediterráneo. Entonces, se pasa el puente para llegar al... colonialismo económico.

Se eleva sobre La Rambla del Puerto un monstruoso shoping, con sus abundantes marcas caras, cadenas de comida rápida, un cine Imax 3D y no se cuantas cosas más. Uno puede pasar por dentro sin comprar nada tan sólo para aprovechar el aire acondicionado o las instalaciones bañeriles...


Detrás del Maremagnum, algunas atracciones y por allí cerquita también está el Acuario de Barcelona, yo pasé de largo.


Hay que reencontrarse con los espacios verdes, decía un marciano, y en Barcelona eso es más sencillo por lo bien cuidados que están sumado, claro, a algunas características arquitectónicas modernas.






Siguiendo los cartelitos, uno se enfila hacia la playa La Barceloneta.



Pasajes en dirección a la costa.



El Mercat de la Barceloneta, el abasto del barrio playero.


A seguir caminando que el mar esta cerca, pero no tanto.

Saliendo del mercado, la placita.


¡Excelentes las mesas de ping pong fijas en la plaza!


Uno dobla en una esquina para encontrarse con una catedral (que lleva tres siglos en pie).


Los pasajes y sus bares.


Vamos llegando.

a...

Playa La Barceloneta...y sácate la camiseta.





Hágase la siguiente experiencia: siéntese en la arena calladito calladito y escuche los sonidos a su alrededor. Preste suma atención y se dará cuenta de la cantidad de idiomas que se hablan al mismo tiempo. Intente distinguirlos y clasificarlos según sus respectivos países. ¡Imposible!, yo adiviné seis, el resto pura desafinada para mí oídos.






El arte en cada rincón de la ciudad. La playa no iba a ser la excepción.