El día en que llegué al puerto continué con mi recorrido, a pesar del sol cada vez más inmenso y molesto en el cielo sin nubes sobre el mediterráneo. Entonces, se pasa el puente para llegar al... colonialismo económico.
Se eleva sobre La Rambla del Puerto un monstruoso shoping, con sus abundantes marcas caras, cadenas de comida rápida, un cine Imax 3D y no se cuantas cosas más. Uno puede pasar por dentro sin comprar nada tan sólo para aprovechar el aire acondicionado o las instalaciones bañeriles...
Detrás del Maremagnum, algunas atracciones y por allí cerquita también está el Acuario de Barcelona, yo pasé de largo.
Hay que reencontrarse con los espacios verdes, decía un marciano, y en Barcelona eso es más sencillo por lo bien cuidados que están sumado, claro, a algunas características arquitectónicas modernas.
Siguiendo los cartelitos, uno se enfila hacia la playa La Barceloneta.
Pasajes en dirección a la costa.
El Mercat de la Barceloneta, el abasto del barrio playero.
A seguir caminando que el mar esta cerca, pero no tanto.
Saliendo del mercado, la placita.
¡Excelentes las mesas de ping pong fijas en la plaza!
Uno dobla en una esquina para encontrarse con una catedral (que lleva tres siglos en pie).
Los pasajes y sus bares.
Vamos llegando.
a...
Playa La Barceloneta...y sácate la camiseta.
Hágase la siguiente experiencia: siéntese en la arena calladito calladito y escuche los sonidos a su alrededor. Preste suma atención y se dará cuenta de la cantidad de idiomas que se hablan al mismo tiempo. Intente distinguirlos y clasificarlos según sus respectivos países. ¡Imposible!, yo adiviné seis, el resto pura desafinada para mí oídos.
El arte en cada rincón de la ciudad. La playa no iba a ser la excepción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario