Una tarde me dispuse ir a visitar el famosísimo Park Guell, el fallido proyecto de Antoni Gaudí. Se dice fallido porque nunca se llegó a estrenar. La finalidad del dueño de las tierras, Eusebi Guell, era crear allí sobre las colinas un inmenso barrio cerrado (un country de otros tiempos). Para ello Guell contrató a Gaudi y con ello a su obsesionante idea de no utilizar líneas rectas en sus construcciones.
Por la calle que conduce al Parque se encuentra también esta bella parroquia.
Entrando al Park Guell.
El toque distintivo de Gaudí en sus columnas.
Lamentablemente me encontré con tres imprevistos que me hicieron desistir del ingreso a las zonas arquitectónicas más bellas del lugar. 1) El calor del mediodía (mala hora para visitar el Parque durante el verano catalán), los pocos espacios a la sombra estaban tomados por japoneses, que sacaban fotos desde la codiciada fresca. 2) El precio de acceso me resultó un poco absurdo. 3) Las inmensas filas: de una a dos horas para ingresar a cada sitio, y son muchos espacios diferentes dentro del parque, por lo cual...será para otra vez, una lástima.
Algunas más que tomé desde la "free zone":
En la altura del Guell, se toma vista de la ciudad.
Saliendo del parque, hice ruta por los pasajes y calles del Barrio Gracia.
Oh sorpresa, algún antepasado mereció que esta calle llevase su apellido... ¡algo habrá hecho!
Ahora bien, en inmediaciones de la Plaza Espanya -bastante lejos del Barrio Gracia- se encuentra el Parc de Miró. Es un sitio amplio, para sentarse en un banco a descansar luego de tanto caminar, y apreciar la particular escultura de Joan Miró.
Ascendiendo por la rampa...
Llegamos a la inmensa escultura realizada por Joan Miró.
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