Ahora si, continuando con el fantástico recorrido por La Rambla, con una temperatura de 33°C, cruzo la calle para abordar el famoso Mercat de la Boquería. Antiguo y lleno de historia, hoy recibe tanto a turistas como a catalanes (algunos muy adentrados en años) que van allí a engullir cuanta oferta culinaria asome. Se puede comer al paso, sentarse en algunas mesitas o en las barras de los locales, como así también realizar las compras del mes, tal lo hacen los residentes permanentes del barrio. La variedad de productos es tan amplia que es posible optar por pescados, mariscos, fiambres, frutas y verduras, empanadas, carnes rojas, exprimidos, vinos y hasta golosinas... ¡pasen y vean!
Ancianos catalanes y turistas.
Puesto de frutas y verduras en la placita del mercado, al aire libre.
¡A las golosinas!
El histórico Bar Pinocho.
-Difícil hacer una buena foto con tanta gente empujando-
La Carte des Vins.
Una vinoteca variopinta, de España y Francia.
Para combatir el calor del mediodía catalán opté por un Sprim Multifrutas.
(Si uno quiere ahorrar euros puede picotear de todo un poco, ¡aprovechando las muestras gratis!)
Se terminó el juguito, entonces... a retomar la ruta por La Rambla.
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